SISTEMA DE PUESTA A TIERRA

Anteriormente, el conocimiento acerca de las fallas en los sistemas de puesta a tierra se consideraba únicamente de manera técnica como un problema resistivo y de estado permanente, así como de que el origen de muchas de las fallas ocurría a alta frecuencia o gran amplitud en un corto período de tiempo, como es el caso de las descargas atmosféricas (Rayos). Hoy en día, las personas tienden a tener más conocimiento de la incidencia de tener un buen sistema de puesta a tierra, del impacto de la corriente que atraviesa el cuerpo humano y de la importancia de conectar a tierra el sistema eléctrico para proteger la vida y la seguridad de los materiales. 

De manera técnica y simple, el propósito principal de la conexión a tierra de los sistemas eléctricos es proporcionar una ruta adecuada (de baja resistencia) para la descarga de la corriente de falla, aunque uno de los objetivos de estas instalaciones es asegurar una correcta operación de los sistemas eléctricos, la finalidad principal de las puestas a tierra es garantizar la seguridad de las personas, de los equipos y aparatos que se encuentran en el propio subsistema o en las inmediaciones, y es con esta finalidad con la que deben ser diseñados. Por lo tanto, considerando esta relación íntima y frecuente entre el hombre y las instalaciones eléctricas, es imprescindible tomar las medidas requeridas para reducir al mínimo los riesgos a que puedan quedar sometidas las personas por un efecto directo o indirecto de estas instalaciones.

 

Los procedimientos para diseñar, construir y realizar el mantenimiento a un sistema de puesta a tierra se basan en normas y criterios técnicos, pero su aplicación puede ser muy compleja. Los conceptos conforman la ciencia, pero la aplicación correcta resulta siendo un arte, ya que cada instalación eléctrica es única en su localización, tipo de terreno, modo de utilización y equipos a proteger. Estos criterios, por su simplicidad y generalidad, pueden conducir a un sobredimensionamiento de la puesta a tierra, con los consecuentes gastos innecesarios, o a un subdimensionamiento, con soluciones técnicas inadecuadas e inseguras. Aunque es recomendable la normalización, esta debe aplicarse con precaución, ya que son numerosos los riesgos de usarla incorrectamente. Por consiguiente, es aconsejable que quienes realicen las actividades correspondientes a los sistemas de puesta a tierra, sean personas capacitadas que conozcan los fundamentos que les permitan analizar las diferentes situaciones que puedan presentarse.

Por esta razón te recomendamos verificar todos los sistemas y dispositivos de puesta a tierra al menos una vez al año como parte de tu plan habitual de mantenimiento predictivo. Con una buena interpretación de las normas y el personal capacitado necesario pueden avalar que el trabajo a desarrollar cumpla con los requisitos mínimos de seguridad, confiabilidad, respaldo, brindando.

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